viernes, 20 de diciembre de 2019

Otra Mazmorra de SBH

El miércoles pasado volvimos a visitar una mazmorra en SBH. La partida la organizó Nacho, y nos pareció realmente divertida. Jugamos Kike, Nacho y yo.

La idea era la siguiente: tres facciones neutrales entre ellas se reunían en un poblado amurallado. En su interior, solo podían entrar 100 puntos de miniaturas, una de ellas obligatoriamente un líder. Además, cada banda elegía a un representante para a acompañar a dos guardias del poblado al interior de la mazmorra local, donde tenían que encontrar una gema mágica que podía cambiar el transcruso de una futura guerra. El resto de la banda quedaba fuera del mapa, esperando el desenlace de la expedición, y cada miniatura tiraría un dado para determinar el lugar de aparición.

Este fue el origen de un bizarro grupo de aventureros formado por un halfling guerrero (Nacho), un enano del caos guerrero (Kike) y un goblin arquero (yo), acompañados de los dos guardias locales, unos guerreros humanos que controlábamos entre todos.

 Esta era la mazmorra


Cada una de nuestras miniaturas tenía una carta con una misión secreta escogida al azar; el halfling tenía que asegurarse de que los dos guardias volvieran con vida, ya que sospechaban algún tipo de traición. El enano del caos tenía que asesinar a los dos guardias porque tenía algún interés en que todo saliera mal (ganaba dos ataques con la regla asesino, y ojo, que iba con Combate 4 de base). El goblin tenía que robar la joya (ganaba la habilidad Escurridizo y tenía en su poder un mapa de la mazmorra en la que se indicaban ciertas trampillas a modo de atajo. Para robar la joya, tenía que gastar una acción al lado del guardia encargado de devolver la joya a la superficie).

En la entrada nos esperaba un hombre de lodo


Sabíamos que la mazmorra estaba habitada por una peligrosa criatura y por una gran alimaña. Además, era el refugio de unos extraños seres de lodo. Cada vez que entrabamos en una sala se tiraba en una tabla para ver qué tipo de ser de lodo aparecía. Por último, al final de cada turno, un par de guardias de lodo se sumergían en el barro de la mazmorra para aparecer en un pasillo aleatorio. Si coincidían con intrusos, alertarían al resto de sus compinches (1d3), e iniciarían un combate. 

Este hombre de lodo tenía mejor protección que el resto

La exploración de la mazmorra empezó mal. El halfling cayó en el primer intercambio de tortas, pero luego fue todo bastante bien hasta que llegamos a la cámara principal, evitando parte del recorrido en forma de S y, por lo que parece, tambien a las criaturas más poderosas. Allí encontramos a un mago y a un guerrero de lodo, acompañados de su cacique, que tenía entre sus manos la deseada gema. Descubrimos que esta tenía el poder de invocar a un guerrero de lodo una vez por turno. 

El jefe de la mazmorra con sus secuaces

 La lucha fue dura, pero al final, ganamos

Aquí el combate fue más complicado, y cayó el primero de los guardias, pero conseguimos acabar con los demonios. En ese momento, revelé mi carta especial, y aproveché 2 éxitos en la activación del goblin, que había sido un inútil total hasta ese momento, para robar la gema y correr hacia una de las trampillas. 



¿Quién confiaría en un tipo con esta cara?

Con Calidad 4, el goblin estaba obligado a sacar buenas tiradas de activación, ya que el enano del caos y el guardia tenían Q3 y el mismo movimiento que el goblin (Mov. Medio). En solo un turno, los perseguidores se pusieron a unas pocas casillas del ladrón, y en el siguiente apareció un guardia de lodo en el pasillo por donde se escabullía el goblin. Lo peor de todo es que también llegó el enano con la furia de un toro, y gastó uno de sus ataques de Asesino para acuchillar a mi pobre goblin. Sin embargo, el bichejo tuvo la suerte de librarse de una muerte casi segura empatando el combate sacando un 6.

Justo antes de desaparecer con la gema robada

En el siguiente turno, la fortuna volvió a sonreir al pequeño goblin. Logró activarse 3 veces y aprovechó su “escurridicidad” para salir pitando hacia la trampilla secreta que conducía al exterior, marcándose un calvo hacia el enano justo antes de desaparecer en el agujero de la salida.


La semana que viene continuaremos fuera de la mazmorra, a ver qué es lo que ocurre.​

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