Tras alguna jornada de descanso, el viernes por la noche volvimos a quedar en el Stas Tarat para jugar a Exploradores de las Profundidades Sombrías. La campaña de Luz Ardiente nos pareció bastante fácil jugando con cuatro exploradores, a pesar de jugarla en modo desafío. Así que debatíamos en si jugar de nuevo con cuatro exploradores, con solo uno o dos y los otros jugadores controlando a los compañeros, con tres exploradores y un jugador controlando a los malos... Al final Kike no pudo venir, y eso finalizó el debate entre Edgar, Nacho y un servidor. Decidimos jugar con tres exploradores acompañados de un compañero cada uno, y en modo desafío.
Previamente, Nacho había decidido jugar el suplemento la Incineradora, ¿por qué no? El primer escenario, La Gota Ardiente, me pareció fabuloso. El verdadero enemigo es la sala, las miniaturas de los esqueletos, moscas y demás, solo están en la mesa para hacerte perder el tiempo y lograr que la sala acabe contigo. Y es que, a medida que avanzan los turnos, las cartas de evento aleatorio deciden (entre otras cosas) qué cantidad de suelo se viene abajo, revelando un pozo de magma incandescente, es decir, la muerte.
Decir que murieron dos exploradores, el de Nacho y el mío. Además murieron porque quisieron hacer de héroes salvando primero a los compañeros, arriesgándose a que en el último turno el suelo se derrumbara 5 pulgadas más y les atrapara, que es lo que ocurrió. Como nos parecía muy inverosímil hacer una tirada de supervivencia para alguien que hubiera caído en el magma, los dimos como definitivamente muertos.
Así que, a pesar de la muerte de dos de los tres exploradores, la partida nos pareció fantástica. Dejo unas fotos de cómo se nos comió la sala.
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